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Arquitectos: PROJECT CR+d
- Área: 714 m²
- Año: 2013
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Fotografías:Armando DelVecchio
Descripción enviada por el equipo del proyecto. Ubicado a 4Km de San Bernardo de Bagaces, Río Perdido se consolida como un centro de turismo sostenible y amigable con el ambiente. Un espacio natural, rodeado de árboles y rocas prehistóricas, montañas solitarias y un cielo despejado al pie del volcán Miravalles, ofrece más que aguas termales, canopy y un bike park único en el país. Río Perdido es una zona de exuberante belleza que invita a disfrutar de la brisa, el río y de la inmensidad de su cañón de agua caliente. Nos insta a perdernos en paisajes abiertos y vistas únicas e infinitas que parecen nunca terminar. Es un espacio versátil que incita a la aventura y la exploración y a la vez propicia el descanso y la relajación.
Con todo este potencial a nuestros pies, el objetivo de diseño al momento de conceptualizar el proyecto fue la creación de espacios que abrazaran e invocaran la sofisticación del paisaje y complementar así con perfecta armonía el medio natural. Diseñamos experiencias a partir del color, las texturas, los remates, la luz, la ubicación y el contacto directo con la naturaleza. Reflejar la frescura y serenidad que evocan los árboles en el diseño interno de la habitaciones, llevar el sonido de los monos y los insectos hasta el balcón de la terraza, enmarcar el atardecer y congelar el movimiento y sonido del viento al entremeterse en las copas de las árboles fueron prioridades al desarrollarse la propuesta.
Fue así, la naturaleza la principal inspiración que nos motivó a traducir esas emociones causadas por el medio natural al espacio físico y así generar una íntima conexión entre el huésped y Río Perdido. Para poder materializar este objetivo conceptual, factores como el emplazamiento fueron fundamentales. Elevar los bungalows sobre pilotes, nos permitió generar una experiencia 360º, con lo cual posicionamos a cada huésped en un lugar privilegiado. La topografía por su parte permite ubicar cada unidad separada una de otra, generando espacios semi-abiertos y solitarios entre éstas. Ambientes privados y tranquilos idóneos para la reflexión, inmersos en la soledad del bosque.
El complejo se estructura en tres bloques de bungalows, cada uno enfatizado por un color inspirado respectivamente en el río, las rocas y los árboles. Arquitectura de volumetrías sencillas, piezas constructivas prefabricadas, tonos grises y colores de entonación, mimetizan estos bungalows en el bosque tropical seco sin dejar de ubicar al huésped dentro del complejo.
Al atravesar la puerta, una nueva experiencia nos da la bienvenida con una gama de blancos y colores claros, materiales frescos como el concreto pulido, y texturas acordes como el mecate nos invitan al descanso. La iluminación ténue baña las paredes de la habitación y un ambiente sofisticado y de vanguardia hacen que el entorno resalte aún más a nuestros sentidos convirtiéndose en una experiencia única, en donde queda claro que la arquitectura hace posible materializar lo intangible de la naturaleza y nos demuestra que el buen diseño arquitectónico y el medio natural son dos sistemas capaces de coexistir.